Inteligencia Interpersonal


Nos facilita el adaptarnos al entorno y a las interacciones con los demás de manera óptima.
Es aquella que explica el grado en el que somos capaces de hacernos una estimación aproximada sobre los estados mentales y de ánimo de los demás. Así, alguien con una buena inteligencia interpersonal es capaz de captar las intenciones de los demás, sus sentimientos (que pueden exteriorizar más o menos), saber qué información les falta a los demás... y, como consecuencia interactúa bien con estas personas, al adaptarse a ellas e incluso predecir ciertos aspectos de estas.

Esta capacidad no se ciñe sólo a la manera de interpretar las palabras dichas por los demás, sino que se extiende también a la habilidad para leer expresiones faciales, movimientos y incluso patrones del comportamiento. Por lo tanto, no depende sólo de la información que la otra persona nos dé acerca de ella misma. Puede relacionarse con conceptos como las habilidades sociales o la inteligencia emocional (en su vertiente social, ya que la inteligencia intrapersonal también puede ser incluida en esta idea).

En definitiva, este tipo de inteligencia está relacionada con nuestra manera de ajustarnos a la mente y los actos de los demás y con el modo de interactuar con las personas que nos define.






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